Si trabajas fuera de la casa además de sacar adelante una familia, tienes mucho entre manos. No es fácil equilibrar el trabajo con la maternidad y a veces tampoco con tener nietos. Claro que podemos organizarnos mejor, hacer listas de quehaceres y sacar el máximo rendimiento a nuestro tiempo, pero debemos reconocer que la perfección y el equilibrio perfecto no existen.
Para evitar la sensación de culpa y de ansiedad de la mayoría de mujeres trabajadoras, es importante tener en cuenta lo siguiente y recordárnoslo a menudo:
No intentes tenerlo todo al mismo tiempo
Las mujeres que son exclusivamente amas de casa a menudo sienten que han perdido su identidad, y desean entrar al mundo profesional tarde o temprano. No es mejor ser mujer profesional, pero tampoco ser ama de casa es la panacea. Se trata de admitirlo, y saber que sea cual sea nuestra situación actual, está sujeta al cambio, siempre. Cuando reconocemos que es dificilísimo hacerlo todo y hacerlo todo perfectamente, entonces podemos respirar aliviadas y dejar para mañana, o para el mes que viene o incluso el año que viene, lo que no pudimos hacer hoy.
Aprende a establecer prioridades
Si todo fuese tan fácil como trabajar 8 horas y ser capaz de hacer cenas y comidas naturales y orgánicas a diario, encontrar tiempo para hacer ejercicio, pasar tiempo de calidad con la familia y estar siempre de buen humor, nadie leería este tipo de artículo.
La realidad es que a veces tendremos que llevar trabajo a la casa y comer pizza en lugar de un estofado de verduras. Algunos días no tendremos energía para disciplinar a los niños adecuadamente ni para obligar a que se den una ducha o se cepillen los dientes. Recuerda que nada es perfecto y piensa que trabajas duro para poder darles a tus hijos lo mejor. Aprovecha las buenas rachas profesionales, y explícales a los niños qué haces y por qué lo haces.
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Busca válvulas de escape
Las mujeres tendemos a esforzarnos mucho todo el tiempo, y solemos poner las necesidades de los demás por delante de las nuestras. Esto es lo natural, pero la mayoría vamos notando cuándo estamos demasiado cansadas o fatigadas y debemos poner remedio cuanto antes para no terminar estresadas o enojadas por cualquier cosa que en realidad no merece un disgusto.
Es importante que pidas ayuda a tu pareja, a tu madre, o a tus amigas, para poder descansar de vez en cuando. Aunque sólo sea para darte un baño, ir al cine o leer un libro y olvidarte de tus obligaciones diarias.
Hazte chequeos regulares
Asegúrate de que te haces tus chequeos médicos una vez al año o cuando sea necesario. No sufras en silencio si algo te duele o te molesta. Si no tienes seguro médico, hay maneras de que te vea un médico pagando una cantidad mínima si tus ingresos son bajos. Muchas de las dolencias que aquejan a las mujeres se pueden detectar a tiempo y así impedir que vayan a más.
Encuentra excusas para reírte
La risa es la mejor terapia. Aprende a tomarte la vida menos en serio, a mostrarte agradecida por lo que tienes, a reírte incluso cuando cometes errores, como buscar el celular mientras hablas por teléfono, o poner la leche en el cuarto de baño ¡o el desodorante en el frigorífico!