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Viva Fifty

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Con 50 años eres mamá de adolescentes, ¿cómo manejarlo?

Doblar el codo de los 50 puede desatar cambios drásticos a nivel emocional y hormonal. Es quizá uno de los momentos en que nos planteamos qué hemos hecho de nuestra vida, qué vamos a hacer con lo que nos queda de ella y quiénes somos. Nos sentimos jóvenes cuando los demás nos tildan de “gente mayor” y, en muchos casos, no reconocemos o nos negamos a reconocer que la persona que refleja el espejo del baño somos nosotros, los que siempre fuimos pero con canas.

Pero hay algo aún más difícil que entenderse a los 50 y superar esa crisis de la quinta década. Tener adolescentes en casa superando su propia etapa de “no me entiendo pero me rebelo” con su propia revolución hormonal naciente conviviendo con la nuestra, ya en declive. Pubertad, menopausia y andropausia en la misma casa es sinónimo de conflicto.

El choque violento entre generaciones en crisis es un techo de tensión insufrible en muchos casos. Ya sea porque conviven nietos y abuelos precoces o porque tus hijos llegaron a los 40, la realidad es que la tarea de criar adolescentes cuando necesitas que te mimen… es un problema.

¿Y qué hacemos para llegar todos cuerdos y serenos al siguiente hito? Te dejo mis consejos personales y lo que voy transitando,  a ver si ayudan un poco.

Lidiar con sus oídos sordos
Es un hecho. A los adolescentes, las cosas les entran por una oreja y les salen por la otra. No importa la cantidad de veces que les recomiendes algo, ellos no van escucharte con atención. Van a querer DEMOSTRAR por sus propios medios que no tienes razón y se van a equivocar. A los 50 ya sabes que, de hecho, van a golpearse y van a sufrir y te indigna ver cómo desoyen tus sabios consejos. Ármate de paciencia. Explica cómo son las cosas, una vez, dos veces, tres veces. Luego espera el golpe, que vendrá, y estate lista para curar heridas. Eventualmente se hará la luz y tu adolescente dirá “tenías razón” entre lágrimas.

Ay, esas costumbres extrañas
¿Qué demonios se pone tu adolescente para salir? ¿Qué son esas costumbres tan raras de comunicarse con sus amigos a través de WhatsApp cuando acaban de verse durante horas? ¿Por qué NO entiendes la mitad de las palabras que salen de su boca y te mira con desdén por ello? ¡Si tú eras la vanguardia de tu generación! Pues eso es lo que ocurre, ERAS adelantada en TU TIEMPO. Cada generación tiene sus códigos propios y la de nuestros adolescentes está a un millón de años luz de la tuya. Toca actualizarse y entender. Bastante tienes con entenderte tú, ya lo sé, pero si no quieres perder hilo de tu adolescente, vas a tener que hacerlo. Ellos no están en la edad de interesarse por lo que te pasa a ti, recuerda que es una etapa egoísta de crecimiento salvaje. Aún te necesitan, pero se odian por ello.

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Dialogar y poner límites
Ya tienes suficiente camino recorrido en la vida como para saber que una de las claves del éxito es la comunicación. El diálogo con un adolescente no es, precisamente, lo más sencillo del mundo. No quieren escuchar, no tienen tiempo para hacerlo y les resulta de lo más aburrido porque están deseosos de probar la vida con sus propias y recién estrenadas herramientas. Te toca  ti hacer uso de tu experiencia para buscar el momento perfecto o crearlo.

Siempre que vayas a tener una charla con tu adolescente, busca el rincón preferido de los dos sin inmiscuirte en su espacio privado que con tanto celo guarda. Debe ser un espacio agradable, que él o ella disfrute todavía contigo. No sermonees o tu jugada estará perdida. Pregunta, cuenta, ten una charla amena y dirígela hacia donde tú quieres. Puedes descubrir cosas sorprendentes del mundo en que tu ex-pequeñito está viviendo. NO te asombres, entiende, digiere y usa esa información. Aconseja sin pedantería pero no juegues a ser su amigo. Los adolescentes NECESITAN límites y van a protestar por ellos, pero también son esos límites los que les hacen sentirse seguros para seguir caminando. Un NO a tiempo es mejor que un SÍ cuando no sabes o no estás segura de lo que estás permitiendo. Tampoco te aferres a lo que tú experimentaste porque el mundo ha cambiado mucho, es mejor que te informes antes de tomar una decisión tajante. Eso sí, lo que prometas, debes cumplirlo y lo que prohíbas… también.

Tus hormonas, sus hormonas
Ahí estás, lidiando con la premenopausia, la andropausia o la menopausia. No te entiendes y tienes cambios de humor drásticos. Hoy te levantas triste, pinchada o súper energética, dependiendo de que tus estrógenos estén de ánimo o no. A tu adolescente le pasa lo mismo. Sus hormonas han tomado el mando. No controla su cuerpo y, desde luego, no puede coordinar lo que le pasa con lo que siente. Te contestará mal, te herirá y tú pensarás que ya no te quiere. Otras veces acudirá a ti por un mimo como cuando era un infante y sentirás que te derrites por un rato. Además estás más sensible que a los 30 o los 40. Mal momento para pasar tu cambio y atravesar el suyo… pero es lo que hay. Y, en serio, aunque duela… ¿no amas con locura a esa persona en crecimiento que te llena de orgullo y “te mata” a disgustos? A ellos también les pasará algún día. La vida es justa. ☺

 

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