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El secreto de la longevidad: ser creativo

En 2011, el polifacético artista Johannes Heesters, cantante, actor e ícono de la opereta alemana moría cumplidos los 108 años, en activo. La palabra jubilación nunca le pasó por la cabeza, dicen sus biógrafos. Nacido en Holanda pero residente en Alemania desde los convulsos años 30, falleció en la noche del 24 de diciembre en compañía de su también longeva esposa.

Aunque controvertido, polémico y muchas veces denostado por sus vínculos con el nazismo en el pasado, lo cierto es que este hombre encarna el paradigma de la longevidad del artista.

¿Una mente creativa y siempre en búsqueda es una mente que dura más años? ¿Un cerebro inquieto es un cerebro sano? ¿Vivir con pasión la creatividad nos ayuda a vivir más tiempo?

Parece que sí. Estudios actuales de neurociencia apuntan en esa dirección. Un cerebro innovador, creativo y con alto desarrollo de la competencia artística genera un bienestar emocional que ayuda a nuestro organismo a encarar los envites del tiempo. No es irrefutable, claro. Ni siquiera existe una relación causa-efecto exacta, pero no cabe duda de que, en la medida en la que nos sentimos creadores, innovadores, inventores, sensibles a la novedad, nuestra cabeza rige mejor.

Al parecer, uno de los secretos de la longevidad, junto al lógico cuidado del organismo y a una alimentación correcta,  se basa en una actividad mental equilibrada y en una vida consciente vivida con pasión.

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 Manoel de Oliveira, el cineasta de 106 años que falleció también en activo es un ejemplo. La lista sería larga, tan larga como la de los buenos artistas que han fallecido demasiado jóvenes o las de creadores que han terminado por suicidarse.

Pero como somos de ver lo amable de la vida y la botella medio llena siempre, hoy nos fijamos no en ellos sino en quienes hacen suya la frase de Picasso: “Tengo tantas cosas pendientes que no tengo tiempo de envejecer” .

Olivia de Havilland y Kirk Douglas son dos actores que podrían ejemplificar esta idea. Con 97 años, aún andaban dando guerra en los rodajes. Clint Eastwood ha superado los 80; Mick Jagger, los 70 y sigue brincando en un escenario; el mismo Tiziano estuvo pintando hasta los 100 años, en una época en la que la esperanza de vida rondaba los 30, y Goya falleció en activo a los 82. El gran Miguel Ángel se encaramó a los andamios con más de 70, y la Capilla Sixtina no parece un mal resultado de aquel esfuerzo.

Quizás no todos lleguemos a pintar los techos de una bóveda, a dirigir películas de éxito, a interpretar brillantes papeles en los escenarios o a escribir rotundas novelas, pero sí todos podemos vivir conscientemente, con pasión y con dedicación y, sobre todo, emocionados con la creatividad, movidos por ella, innovando, creando, explorando, inventando. Y si eso no nos lleva a superar los 100 años, seguro que sí nos ayuda a vivir mucho más plenos. Lo dice uno que vive por y para lo creativo y no desperdicia ni un segundo en lamentaciones.

 

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