Hombre, si tu andar es cansino y exhalas suspiros de alivio al sentarte, debes leer este artículo de manera urgente. La falta de elasticidad y tonicidad muscular es un serio problema en la edad adulta. Esto se evidencia en el arrastrar de los pies o en un caminar desgarbado. La escasa energía y actitud de tu cuerpo quedará expuesta al exhalar esos largos suspiros de alivio cuando tomas asiento. ¡Evítalo! De nada te servirá vestir con elegancia o dejar a tu paso una suave fragancia masculina si tu actitud corporal demuestra cuán débil estás.
Las mujeres suelen confesar que uno de los aspectos del hombre que más las atrae es su actitud corporal. Por lo tanto, un caminar seguro, y un cuerpo flexible y equilibrado contribuirá a que resultes más atractivo a las mujeres. Sabemos que para mejorar nuestra elasticidad y tonicidad muscular es conveniente adoptar un plan regular de ejercicios. Pero… aquí está el problema, no todos los hombres están dispuestos a asumir el compromiso de ejercitarse con regularidad. Abundan los ejemplos de hombres jóvenes y mayores de hábitos sedentarios y muy poco afectos al ejercicio. Para ellos, sugerimos un pequeño plan que les permitirá comenzar a recobrar su autonomía y bienestar corporal.
Lee también: Las mejores rutinas de ejercicio en la mediana edad
Fíjate en tu postura y en cómo te mueves
Mientras caminas, trata de corregir la alineación de los hombros y la espalda. Alza el mentón y deja girar libremente tu cadera. Notarás la diferencia, mírate de reojo en las vidrieras y comprobarás otro andar más presto, elegante, y sin arrastrar los pies.
Obsérvate al estar de pie. Trata de mantener una postura erguida con los hombros ligeramente hacia atrás. Sentirás la energía que fluye por tu espalda hacia todo el cuerpo. Mantén esta postura todo lo posible. Si te cansas, deja pasar unos minutos y vuelve a intentarlo. La clave es la insistencia.
Un segundo antes de sentarte, piénsalo. Un pequeño secreto te ayudará a evitar ese poco seductor suspiro cuando te sientes. Solo necesitas sentarte al borde del asiento, silla o sillón. De esa manera, evitarás dejar caer todo tu peso sobre el asiento y el consiguiente suspiro.
Ahora bien, ya has notado el gran cambio que genera prestar atención a tu cuerpo. Pero… te cansas con rapidez y hasta te duele la espalda y los hombros por el esfuerzo de mantenerte erguido. Para aliviar esos malestares, tratemos de recobrar tu elasticidad y tonicidad muscular
Estírate un poquito a diario
Uno de los sencillos secretos para recobrar la elasticidad es… estirarse. Comprueba tu grado de elasticidad actual, te servirá para medir tus avances. Con los pies juntos, inclínate hacia adelante como si trataras de tocarte la punta de los pies. Casi seguro que no llegarás, pero ese será tu punto de partida. Cada jornada, dos o tres veces al día, repite el ejercicio sin forzarte.
Siéntate en el suelo. Ahora intenta alcanzar la punta de tus pies con las manos. Repite dos o tres veces cada día. Es importante no forzar la espalda. Para ello, basta con mantener la cabeza erguida sin inclinarla hacia adelante.
De pie, trata ahora de alcanzar con tu mano derecha el techo. Estírate todo lo que puedas. Hazlo con el otro brazo. También, repite dos o tres veces al día con cada brazo.
Seguro que con el correr de los días irás descubriendo otros movimientos sencillos que te dará placer ejecutarlos. Adelante, ¡inventa tu propia rutina personalizada de ejercicios!
¿Qué lograrás con estos sencillos movimientos? Comenzar a fortalecer tus músculos y darles la elasticidad necesaria que te permita subir y bajar escaleras, abordar medios de transporte y adoptar una postura más juvenil. Por último, para fortalecer tu corazón, camina. Trata de incluir largas caminatas diarias. Al cabo de pocas semanas notarás que eres otro hombre y todo con una rutina de pequeños ejercicios para sedentarios. ¿Nos cuentas cómo te ha ido?
Lee más artículos de Walter Raymond en Sentimental Man.
