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Viva Fifty

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Reencontrarse con un amor del pasado ¡y volver a empezar!

Recientemente fui testigo de algo que me dejó pensando que las segundas oportunidades nunca se terminan y que no hay plazos para ello. Compartía un almuerzo con amigos queridos y comentaron que se uniría a nosotros otra pareja. Me pareció estupendo, me encanta conocer gente nueva. Al rato, llegaron ellos.

Un matrimonio de nuestra misma edad que me pareció encantador. Se mimaban y chichoneaban como nosotros, otros dos matrimonios de menos de un año de casados, así que, nada me hacía sospechar lo que iba a descubrir.

Durante el almuerzo, el anfitrión preguntó algo que detuvo mi tenedor en el aire. “Entonces… ¿cuánto hace que están juntos?”

La respuesta me hizo recomponer todo mi esquema mental en menos de tres segundos. “Una semana”, contestó el caballero que yo suponía esposo desde hacía unos 20 años.

Resultó que los anfitriones del almuerzo son amigos que habían celebrado su boda una semana antes y, en ese feliz acontecimiento, se habían reencontrado nuestros nuevos amigos después de más o menos 20 años. Habían sido noviecitos a los 15 años, pero, por esas cosas de la vida, se habían separado y continuado con sus vidas. Hubo hijos, divorcios, historias, luchas y, finalmente, un reencuentro casual que les cambió la vida cuando menos lo esperaban.

Parecían conocerse tan bien como si no se hubieran separado nunca en las dos últimas décadas. Se comían a besos y discutían, bromeaban y se tenían esa paciencia que solo los años de convivencia regalan. Pasamos dos días maravillosos de convivencia, en los que yo no podía dejar de pensar que la vida es absolutamente asombrosa y perfecta.

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Por la noche, al calor de la música, escuchamos un poco más de su historia. Interpretan su suerte como una gran sonrisa del destino. Sienten que volvieron las emociones dormidas de la adolescencia, la pasión, el deseo y la ilusión. Saben que son capaces de atrapar este momento mágico y hacerlo duradero porque han acumulado la suficiente experiencia como para no dejar escapar segundas oportunidades.

Están decididos a seguir adelante y, quizá, casarse pronto.

Yo, en mi cuarta década, también me he casado hace unos meses. Mis amigos anfitriones se casaron hace un mes y formaron otra familia ensamblada, de las que abundan cada vez más. El mundo está lleno de segundas oportunidades, y terceras y cuartas.

Pensaba que esto no sucede solamente con el amor, aunque es lo más llamativo. Sucede con el trabajo también. ¿Cuántas veces has perdido tu trabajo y has tenido la oportunidad de tener otro igual o mejor o ha sido la ocasión para empezar de nuevo?

Y en otras áreas de la vida sucede algo parecido. ¿No te ha pasado nunca que has tenido la oportunidad de recomenzar una amistad perdida o una relación familiar rota? Ni hablar de esas pequeñas cosas que querías tener, comprar o adquirir y, cuando menos te lo esperas, aparecen por alguna razón a tu alcance.

Sí, estoy conmovida con lo perfecta que puede ser la vida cuando tiene ganas de ser generosa. Muy conmovida. ¿Y tú? ¿Tienes alguna segunda oportunidad cumplida o pendiente?

 

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